En Guatemala, el conflicto armado dejó efectos negativos en la vida de la población, principalmente maya; sin embargo, hay personas que desde su transmutación aportan al bienestar de otras.
El conflicto armado interno en Guatemala dejó múltiples secuelas en la integridad de la vida de las personas que lo vivieron y de las nuevas generaciones que aún sufren parte de estos efectos, sin embargo, hay personas con misiones poderosas que desde su ser aportan al bienestar de otras y de la gran red de vida. Este es el caso de Sara Q, que muestra el caminar de numerosas mujeres que han participado en los procesos de formación como terapeutas sociales en Mujeres Mayas Kaqla, que mediante la nueva mirada y conciencia adquirida transforman su propia vida y generan cambios profundos en la vida de otras mujeres y sus comunidades.
El recuerdo del lugar más especial para Sara es su hogar, del que tuvo que huir durante el conflicto armado interno en Guatemala (1960-1996). “Ahí está el Cerro del abuelo Mam Aj’. Recuerdo que mis abuelos subían al cerro para celebrar las fiestas de la comunidad, quemaban pom y encendían sus velas. Mi abuela era comadrona y atendió los partos de mi mamá, fuimos 12 hijos y esto es parte de mi identidad”.
Durante el conflicto armado, se estima que más de doscientas mil personas murieron o desaparecieron, miles se vieron obligadas a abandonar sus hogares y comunidades buscando refugio en otras regiones o en el extranjero, también se presentaron violaciones a la humanidad de miles de personas, principalmente de comunidades mayas, quienes aún conservaban costumbres propias de la herencia milenaria de sus ancestros y ancestras.
Sara Q es una mujer maya kiche’, nacida en la comunidad de Tierra Caliente, Santa Cruz del Quiché. Tuvo que huir con su familia hacia San Antonio Ilotenango, después de la masacre ocurrida allí en 1982, en la cual murieron 48 personas, entre ellas su papá, su hermana de 10 años y su hermano de 12. “Cuando tenía 8 años, tuvimos que huir de la comunidad dejando todo atrás; casas, maíz, frijol y los animales. Nos tuvimos que ir porque en ese momento acusaban a mi comunidad de guerrilleros y los militares dijeron que regresarían a matar a todos”.
Sara tuvo la oportunidad de ir a la escuela hasta la edad de 17 años, en 1989, y se graduó como maestra en 1998. Su camino inició en 1999, cuando tomó conciencia de la historia de su familia durante el conflicto armado interno.
Comenzó a trabajar en la región Ixil y allí comprendió que muchas de las comunidades habían sido arrasadas y masacradas durante esa época. Empezó a trabajar en la pastoral social de Quiché, en el programa de salud mental; la población que atendía era, en su mayoría, sobreviviente del conflicto armado interno. Por varios años acompañó a familiares de las víctimas a realizar exhumaciones, brindó atención psicosocial y atendió a sobrevivientes de distintas violencias. Sin embargo, a pesar de los años de experiencia descubrió que necesitaba sanar sus traumas y heridas de lo sucedido en su niñez y su camino.
El concepto de terapeuta social nace
aproximadamente en el año 2006,
a partir de la toma de conciencia
de la necesidad de que la sanación
personal trascendiera a lo colectivo,
a lo comunitario.
En esa búsqueda constante y profunda se encontró con el apoyo de varias personas que le ayudaron a llenar ese vacío que decía sentir. Tuvo el acompañamiento de iglesias, sacerdotes, religiosas y mujeres líderes de las comunidades que acompañaba. “Antes de llegar a Kaqla, sentía un vacío, andaba como en búsqueda de algo que me llenara. En medio de esa búsqueda, encontré una parte de mi misión que es potenciar mis capacidades y habilidades en la sanación con plantas medicinales y reivindicarme como curandera. Ahí encontré parte de mi camino, me llenó un poco y así seguí caminando hasta que encontré la sabiduría de las grandes mujeres de Kaqla”.
Desde sus inicios en 1996, las primeras mujeres de Kaqla acumularon en su caminar experiencias, aprendizajes. Los procesos de formación y sanación fueron los cimientos de la transformación de quienes pusieron las primeras semillas. De ese proceso brotaron los avances y grandes logros de Kaqla como organización pionera de sanación en Guatemala. También nació el concepto de “terapeutas sociales”, que surge aproximadamente en el año 2006, a partir de la toma de conciencia sobre la necesidad de que la sanación personal trascendiera hacia lo colectivo, hacia lo comunitario.
Las y los terapeutas sociales, a partir de su propia sanación, aportan a la sanación de otras personas, comunidades y organizaciones. De acuerdo con su energía, posibilidades, potencialidades y niveles de formación, impulsan procesos de sanación y formación en la búsqueda del bienestar y la plenitud de vida. Esto implica sanar, tanto a nivel individual como colectivo, traumas relacionados con las opresiones, el racismo, la pobreza, la discriminación y las distintas violencias que afectan la vida. En ese camino, se tienen en cuenta los enfoques de Kaqla para la sanación de la violencia, así como la premisa de que, para sanar la violencia y otros traumas, es fundamental sanar su origen.
En 2016, a través de la Asociación Barbara Ford, le llegó la invitación a Sara para involucrarse en un proceso y formarse como terapeuta social con Kaqla. “Mi proceso duró 6 años para formarme como terapeuta social. Trabajé traumas, sistema de creencias y carencias, todo el sistema de opresión que quitaba mi mirada de la realidad. En el proceso con Kaqla, encontré mi verdadera misión desde lo que a mí me gusta hacer; me revindicó como sanadora, terapeuta social y curandera. Soy reconocida por el trabajo que hago en mi comunidad, la gente me busca y me siento segura con todo lo que hago. Me ha permitido tener una mirada integral de la realidad de la vida. Esto se concreta en el trabajo desde la medicina natural, sanar las enfermedades desde una mirada integral. Incorporar las herramientas de sanación en el trabajo cotidiano. Tengo autonomía económica. Gracias a todas estas herramientas es que las personas encuentran una esperanza de vida. Me ha permitido aportar a la vida de otras personas para sanarlas y encontrar su equilibrio en la vida y su camino, así como lo hice yo”.
Muchas de las herramientas de sanación y armonización que adquieren las terapeutas sociales formadas en Kaqla pertenecen a la cultura y cosmovisión maya. Hasta la fecha, en Kaqla se han formado nueve cohortes de terapeutas sociales incluyendo una cohorte de hombres con un aproximado de 139 personas formadas. Y así como el caso de Sara, muchas han potenciado sus habilidades y capacidades desde los procesos de Kaqla.
PARA PROFUNDIZAR
Con FOKUS en Latinoamérica comenzamos con la primer #SemanaFOKUS del año compartiéndoles parte del taller de formación de terapeutas…
La armonía. La equidad. La responsabilidad. La solidaridad. La creatividad. El pensamiento positivo.
Es normal sentir miedo, angustia, vergüenza, desesperación, enojo, impotencia o tristeza cuando en una comunidad…
Presentación de Libros Metodológicos elaborados en el marco del proyecto sanación y formación para la plenitud de vida de mujeres indígenas en Guatemala.
Toda una trayectoria para la calidad de vida En este video presentamos testimonios de algunas y algunos participantes de los distintos procesos y grupos con los que trabaja Kaqla.
Por eso con el apoyo de FOKUS en Latinoamérica continuamos con la formación de Terapeutas Sociales desde la metodología propia de Kaqla.






