Patricia Meléndez, primera lideresa guna de Arquía, Chocó, defiende su identidad, cultura y territorio con raíces en la lengua, los saberes ancestrales y el tejido comunitario.

Andrea Marcela Arias es una mujer indígena kankuama nacida en la comunidad de Chemesquemena de la Sierra Nevada de Gonawindúa. Su camino de liderazgo social comenzó alrededor de sus 14 años, cuando empezó a participar en la Comisión de Jóvenes. Allí descubrió su vocación por el trabajo comunitario, los procesos organizativos y el bienestar de su pueblo ancestral. Ingresó a estudiar Sociología y, cuando cursaba el tercer semestre, asumió el rol de coordinadora del equipo de Sociología y Jurídica, integrado por estudiantes de diversas carreras universitarias que trabajaban en el marco del acta de compromiso establecida por las autoridades kankuamas para la recuperación de la memoria histórica del pueblo Kankuamo, e hilaban el legado y los relatos invisibilizados de mayores y mayoras.
En el marco de su crecimiento participó de la creación del Cabildo Estudiantil Universitario de los Pueblos Indígenas en la Universidad Popular del Cesar (UPC), que hoy continúa vigente. En 2015, mientras cursaba quinto semestre, se convirtió en madre por primera vez, y tres años después nació su segunda hija. Su maternidad se convirtió en una fuerza que la impulsó a graduarse de Socióloga en 2019 con una visión clara: “Me formé para contribuir desde lo profesional al fortalecimiento de mi comunidad”. En aras de afianzar su liderazgo participa en un programa llamado “Territorios Étnicos” con el ICBF. A esto se sumó el proceso de sanación psicocultural por el que atravesó cuando comenzó a participar en la Comisión de Mujeres Indígenas y Familias Kankuamas (CMIFAK), tras una difícil separación y de asumir la crianza de sus hijas. De esta manera, se acerca a integrar la comisión de mujeres en el rol de secretaria encargada, con la función de promover herramientas de resiliencia, sanación y formación, lo que la llevó a comprender que su proceso no era único, ya que muchas mujeres vivían situaciones similares de vulnerabilidad de sus derechos. Por eso decidió sumarse, acompañarlas, orientarlas y crecer juntas en el camino de la armonización de las mujeres y familias kankuamas.
Desde esa experiencia, comienza a integrarse al Comité Comunitario de Mujeres, espacio creado por la CMIFAK para prevenir, acompañar y hacer seguimiento al acceso a justicia para las mujeres y familias kankuamas que enfrentan violencias. Esta experiencia empezó a intercambiarse con otras mujeres de los pueblos indígenas Arhuaco, Wiwa y Kogui, lo que dio pie a un hermanamiento para fortalecerse mutuamente a partir de establecer que “las mujeres de la Sierra Nevada de Gonawindúa son valoradas ancestralmente desde la Ley de Origen y su rol está relacionado con la Madre de Origen, desde esta visión se reconoce que lo que le pasa a la Madre, al territorio, también le pasa a la mujer, compartiendo afectaciones al igual que cualquier proceso de armonización y sanación que se haga en favor de ella”.
“Cuando una mujer sana, puede ayudar a sanar a otras; así tejemos armonía en el cuerpo, el alma y el territorio”.
Este proceso, denominado Mochilón de Cabuya de Fique, contó con sus aportes y liderazgo como estrategia de armonización ancestral, cultural, política y pedagógica que entreteje al TerritorioCuerpoMemoria y propone una agenda de paz intercultural desde los pueblos de la Sierra Nevada. Esta iniciativa, profundamente espiritual, ha permitido visibilizar las desarmonías vividas y proponer tejidos de resistencia y reexistencia colectiva para la salvaguarda y el Buen Vivir de sus pueblos.
Durante la pandemia en 2020, se vinculó a la Asociación de Artesanas Kankuamas (ASOARKA) que propone la recuperación del proceso de las prácticas artesanales del tejido de fique kankuamo, desde la siembra, transformación y comercialización de las artesanías. Ha participado en la recolección de memorias y el fortalecimiento de las prácticas ancestrales alrededor del tejido de mochilas y chinchorros, entre otros. Asimismo, ha aportado a ASOARKA asumiendo cargos en la gestión e implementación de proyectos. En 2021 asume formalmente el cargo de secretaria general de la CMIFAK y coordinadora del Observatorio de Violencias y Desarmonías contra Mujeres y Familias Kankuamas; desde allí viene trabajando en la promoción de los derechos de las mujeres y sus aportes como mujeres indígenas, de sus familias y de la pervivencia del pueblo Kankuamo y los pueblos de la Sierra Nevada. Para ella, todo su liderazgo está cimentado en: “Nuestro principio, sembrar desde lo espiritual todo proceso, para que florezca, debe iniciar desde el alma”.
Andrea se proyecta como una lideresa que busca no solo su bienestar, sino el de toda su comunidad; para lograrlo desea seguir tejiendo caminos de armonía, empoderando a otras mujeres, escuchándolas y acompañándolas en sus procesos sanadores y colectivos, por eso invita “a las mujeres jóvenes a no limitarse; porque podemos ser madres, profesionales, lideresas, sanadoras, caminar juntas, tejiendo comunidad y amor propio. Cada mochila que tejen refleja sus estados del alma; si están en armonía, esa mochila será bella, fuerte y llena de significado. Así mismo ocurre con sus vidas; cuando sanan, ayudan a sanar y en ese tejido colectivo dejamos un mejor camino para nuestras hijas, nuestras madres y nuestras abuelas”. Finalmente concluye: “Soy lo que soy gracias a las mujeres”.